Nuestro estado de animo esta enlazado con nuestras emociones, por lo tanto, podemos señalar las circunstancias particulares que las generan.

Cuando estamos en un determinado estado de ánimo, nos comportamos dentro de los parámetros que tal estado determina en nosotros.
Existe una estrecha relación entre emociones y estados de ánimo. Lo que empezó como una emoción ligada a un determinado acontecimiento, puede a menudo convertirse en un estado de ánimo, si dicha emoción permanece con la persona el tiempo suficiente y se hace parte de su marco conductual.

Un cambio en nuestro estado emocional produce modificaciones biológicas. Un cambio en nuestro estado de ánimo puede provocar latidos del corazón más lentos o más rápidos, que el nivel de adrenalina en nuestra sangre sea más alto o más bajo, sudor, fatiga, dolor de estómago, etc.
Dependiendo del estado de ánimo en que nos encontremos, nuestras conversaciones son diferentes. Nuestro estado de ánimo cambia cuando alguien nos da una buena o mala noticia. Todos los días tenemos múltiples experiencias en las cuales observamos cómo lo que decimos influye en el estado de ánimo de la gente.
De hay que el Proverbio 24:10 mencione: ¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso.
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